(28) Y no mandamos contra ellos, después de él, ningún ejército bajado del cielo, ni lo hemos mandado nunca.
(29) Bastó con un sólo grito y fueron aniquilados.
(30) ¡Qué pena de siervos! No había mensajero que les llegara del que no se burlaran.
(31) ¿Es que no ven cuantas generaciones, que ya no volverán, hemos destruido antes de ellos?
(32) Todos habrán de comparecer ante Nos.
(33) Tienen un signo en la tierra muerta a la que vivificamos y hacemos que en ella broten semillas de las que coméis.
(34) En ella hemos puesto jardines de palmeras y vides, y hemos hecho que nacieran manantiales.
(35) Para que pudieran comer de sus frutos y del trabajo de sus manos.* ¿Es que no van a agradecer?
(36) ¡Gloria a Aquel que creó todas las especies: las de la tierra, ellos mismos y otras que no conocen.
(37) Y tienen un signo en la noche, cuando hacemos desaparecer la luz del día y quedan a oscuras.
(38) Y el sol, que corre hacia un lugar de reposo que tiene. Ese es el decreto del Poderoso, el Sabio.
(39) Y a la luna le hemos fijado casas*, hasta que se hace como una rama de palmera vieja.
(40) No procede que el sol alcance a la luna, ni que la noche se adelante al día. Cada una va en una órbita.