(77) Verdaderamente inspiramos a Musa: Vete de noche llevándote a Mis siervos y ábreles un camino seco en el mar y no tengas miedo de que te alcancen ni tengas temor.
(78) Firaún los siguió con sus ejércitos y ¡cómo los cubrió el mar!
(79) Firaún extravió a su gente y no la guió.
(80) ¡Hijos de Israel! Os salvamos de vuestro enemigo y os dimos cita en la ladera derecha del monte e hicimos que descendiera sobre vosotros el maná y las codornices.
(81) ¡Comed de las cosas buenas que os damos como provisión y no abuséis de ello, pues entonces se desataría Mi enojo sobre vosotros y aquel sobre quien se desata Mi enojo cae en lo más bajo.
(82) Y es cierto que Yo soy Indulgente con el que se vuelve a Mí, cree, actúa con rectitud y se guía.
(83) ¿Y qué te hizo adelantarte a tu gente, Musa?
(84) Dijo: Ellos iban siguiendo mis huellas y me adelanté a Tu encuentro, Señor, buscando Tu complacencia.
(85) Dijo: Es cierto que, en tu ausencia, hemos puesto a prueba a tu gente y el Samirí los ha extraviado.
(86) Entonces Musa regresó a su gente enojado y dolido, y dijo: ¡Gente mía! ¿Acaso no os hizo vuestro Señor una hermosa promesa? ¿Se os ha hecho largo el plazo o es que queréis que el enojo de vuestro Señor caiga sobre vosotros? Habéis incumplido lo que me prometisteis.
(87) Dijeron: No hemos faltado a la promesa que te hicimos por iniciativa propia sino que nos hicieron cargar con el peso de las alhajas de la gente y las arrojamos como hizo el Samirí*.