(34) Y os ha dado de todo lo que habéis pedido. Si tratáis de contar las bendiciones de Allah, no podréis enumerarlas; es cierto que el hombre es injusto, ingrato.
(35) Y cuando Ibrahim dijo: ¡Señor mío! Haz esta tierra segura y apártanos a mí y a mis hijos de la adoración de los ídolos.
(36) ¡Señor mío! Es cierto que ellos extravían a muchos hombres. Quien me siga será de los míos pero quien me desobedezca...Realmente Tú eres Perdonador, Compasivo.
(37) ¡Señor nuestro! He hecho habitar a parte de mi descendencia en un valle en el que no hay cereales, junto a tu Casa Inviolable; para que, Señor, establezcan la Oración; así pues haz que los corazones de la gente se vuelquen hacia ellos y provéeles de frutos para que puedan agradecer.
(38) ¡Señor nuestro! Tú conoces lo que escondemos y lo que manifestamos. No hay nada que pase desapercibido para Allah ni en la tierra ni en el cielo.
(39) Las alabanzas a Allah que me ha concedido en la vejez a Ismail e Ishaq; es cierto que mi Señor atiende las súplicas.
(40) ¡Señor mío! Hazme establecer la Oración a mí y a alguien de mi descendencia. ¡Señor nuestro! Acepta mi súplica.
(41) ¡Señor nuestro! Perdónanos a mí, a mis padres y a los creyentes el día en que tenga lugar la Rendición de cuentas.
(42) Y no contéis con que Allah está descuidado de lo que hacen los injustos. Simplemente los aplaza hasta un día en el que las miradas se quedarán fijas.